En el 2007, crucé Francia en bicicleta de la ciudad de París a la ciudad de Marsella; fue un recorrido de 975 kms realizado en 8 días. El ciclo turismo siempre es lo que más me ha atraído en la bicicleta. Me fascina la facilidad que da una bicicleta de recorrer distancias largas con un mínimo de recursos y esta libertad absoluta de decidir del camino.
Empecé a trazar mi ruta con google maps, haciendo zoom en el mapa, la idea era pasar por rutas comunales y evitar las vías rápidas. En mi búsqueda, mejoraba mi ruta cada día, inspirándome de varios blogs y recomendaciones en internet. Muchas veces agotaba la paciencia de mi familia (sobre todo de mi novia, actual esposa y co-fundadora de Alterbike) y de mis amigos con mi proyecto, quería compartir con pasión cada momento de mi preparación pero esta insistencia me sirvió durante mi recorrido cuando me perdía, cuando les llamaba para reorientarme. En aquél entonces no habían aún los smart phones que tenemos ahora, así que todo fue con mapas impresos.
Rápidamente empecé a equiparme. Compre una bicicleta híbrida (entre ruta y montaña) de marca Rockrider de la empresa francesa Decathlon. Apenas empezaba mi vida profesional y mi presupuesto era mínimo, el objetivo era también usar poco material para evitar aumentar el peso de mi bici. Logré tener en total solamente 25 kgs adicionales al peso de mi bici; tenia una casa de campaña, un sleeping bag y su tapete; dos alforjas laterales con mi ropa, comida (comí muchas latas, chocolates y aguas isotónicas, muy digno de un gran chef francés jaja), un kit de herramientas, un road map con mis mapas impresos , una cámara y un velocímetro para medir cada metro que hacia y YA!
Durante 6 meses, me entrene bastante con largas salidas de ciclismo alrededor de Paris los fines de semana, corría también para usar otros músculos de mi cuerpo y me iba diario al trabajo en bicicleta. En este proceso de entrenamiento, me di cuenta que la bicicleta es realmente un estilo de vida, el cual es muy económico, saludable y rápido! Entre más se acercaba la fecha final de salida, mas me proyectaba en diferentes lugares de mi querido país. Estos 6 meses pasaron de volada, tener en mente una meta retadora y clara, es una fuente de motivación y bienestar increíble. El día que me fui, unos amigos habían pintado el piso de la entrada de mi edificio con mi nombre y unas palabras para echarme porras, así como lo hacen en el Tour de France. Esta imagen la tendré grabada para siempre.
Durante 8 días, recorrí un promedio por día de 120 kms, a través de las zonas casi mas rurales de Francia; vi poca gente,pero crucé lugares espectaculares. Tengo todavía en mente muchas imágenes de paisajes, naturaleza, pueblitos, animales, bosques y campos. El reto deportivo fue bueno, le daba fuerte porque quería tener un ritmo dinámico, a pesar de una altimetría interesante. En la tarde/noche llegaba en campamentos públicos, una joya en Francia, por 3 – 5 euros (+/- 100 pesos) conseguía un lugar privado para mi bicicleta y mi casa de campaña y unos baños limpios con agua cliente. ¡Adoro esta libertad y esta simplicidad de vida! Durante todo mi recorrido, ni una sola vez mi bici se ponchó, todavía hoy me pregunto como es posible! Recuerdo una anécdota preguntando a un campesino mi ruta en una zona muy retirada, en un rancho. Amablemente me indico por donde seguir mi camino pero la verdad no entendí nada de su francés, hasta parecía otro idioma, era un dialecto local. No lo podía creer, en ¡Francia! Así me la pasé durante una semana, pedaleando, meditando, disfrutando de cada minuto, al aire libre, sin limites, ni estrés. Andar en bicicleta es sencillo: para avanzar hay que pedalear.
A pocas horas de mi meta, Marsella, también tuve un encuentro raro, un señor en bici como yo. Empezó a hablarme en inglés, le conteste y el siguió hablándome en inglés durante 10 minutos hasta que se dio cuenta que éramos franceses los dos… jaja Nos reímos mucho. Como buen ciclista, me compartió varios tips para llegar a la ciudad de Marsella con el fin de evitar el famoso Mistral (viento muy fuerte de esta zona) y me sirvió bastante.
Recuerdo que unos 5 kms antes del puerto de Marsella, hay un túnel largo y oscuro que no se puede evitar. Las piernas me gritaban de cansancio, la mente estaba muy agitada, el corazón con ganas de llorar de felicidad… saliendo del túnel tuve una explosión de luz, la vista única y magnifica, el sol ardiente pero rico; yo había llegado, yo había logrado un objetivo muy personal hasta casi intimo: probarme, retarme, vivir el instante, disfrutar egoístamente de mi viaje en bicicleta y ganarse el orgullo de haber cruzado mi país natal en bicicleta y solitario.
Julien Cariou
Co-fundador Alterbike
julien@alterbike.mx