Al igual que los objetos de uso cotidiano que debemos desinfectar al volver a casa, o a nuestras “zonas seguras”, la bicicleta también debe de desinfectarse, pues es un objeto con el cual tenemos constante contacto, y tenerla bien desinfectada será vital para la prevención, pero, ¿Cómo la desinfectamos?

¡Sencillo!, puedes hacerlo con un poco de agua y jabón convencional, ese mismo que usas para lavar trastes o ropa, unos trapitos, y un cepillo.

Como consejo, al preparar tu mezcla de agua y jabón te recomendamos usar más jabón que agua, esto con el propósito de que no quede tan líquido y se corra por todo el cuerpo de la bicicleta.

Una vez tengas lista la mezcla puedes tomar uno de los trapos, y pasarlo por la mezcla, para proceder a colocar en la bicicleta, empezando por las áreas con las que tenemos mayor contacto: Manubrios, selector de velocidades, palanca de frenos, asiento, cuadro, etc.

¡Recuerda limpiar los excedentes para evitar que se cuele en donde no debe!

Una vez colocada la mezcla, la dejamos actuar por cuestión de algunos segundos, y retiramos con ayuda de otro trapo seco, ¡Nunca debemos dejar que seque sólo!, pues puede dañar tu bicicleta, oxidándola, averiando partes vitales, etc.

Ahora, con ayuda con un cepillo y la misma mezcla de agua y jabón procederemos a lavar las llantas y los pedales, es tan sencillo como poner un poco de mezcla en el cepillo y pasárselos. Después de algunos segundos actuando podemos retirarlo con agua, y al ser goma podemos dejar que seque solo. 

Como paso extra, para mayor desinfección, puedes tomar un poco de alcohol, o alcohol en gel, y aplicarlo en el área donde colocamos nuestras manos: Manubrio, selector de velocidades, palanca de freno, etc. (Recuerda limpiar el excedente)

Importante: No uses químicos como cloro (También conocido como lejía) para limpiar tu bicicleta, pues puedes dañar con el paso del tiempo, provocando una oxidación temprana.

¡Y listo! Con estos sencillos pasos tendrás una bicicleta limpia, y desinfectada, previniendo todavía más. Esperamos que estos sencillos pasos te ayuden en tu día a día, y recuerda, ¡Más vale prevenir que lamentar!

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