Después de la pandemia es común ver la cantidad de información que se ha difuminado sobre el estado de la salud mental de la población en general. Sin duda, este contexto de salud ha hecho tambalear en muchos aspectos al mundo empresarial. Durante agosto del 2022, Digital.com encuestó a 1,250 empresas estadounidenses de las cuales, 69% cerró algunos o todos sus espacios de oficinas desde marzo del 2020.

Sucede que muchos de los empleados prefieren quedarse en casa a trabajar, y ese es precisamente la lucha que se ha estado desarrollando entre empleados y empleadores:  confiar en que sus equipos pueden –o no- desarrollar sus labores sin estar en un espacio físico provisto por la empresa.

Pero la realidad chilanga es otra. De acuerdo a la plataforma Moovit, con 69 minutos en promedio, la Ciudad de México es la segunda a nivel mundial con los trayectos de mayor tiempo. De la misma manera del total de viajes en nuestra Gran Tenochtitlán, 37.73% duran entre una y dos horas, mientras que el 9.82% son de más de dos horas; ¡hasta 4 horas diarias para transportarse! Y es que a los chilangos, se nos va literalmente la vida transportándonos. ¿Cómo llega una persona a trabajar después de despertar 3 o más horas antes de ir a trabajar, para alistarse y transportarse?

Según un estudio llevado a cabo por la Organización Panamericana de la Salud la pandemia COIVD 19 ha tenido un efecto devastador en la salud mental en el continente americano y ha disparado la violencia contra las mujeres y niños. Otro estudio muestra datos alarmantes para nuestro país donde documentó “ síntomas de estrés postraumático clínicamente significativo en casi un tercio de la población”

Y es que las grandes empresas saben de productividad y saben que esta está directamente ligada al estado anímico (y físico, por supuesto) de sus colaboradoras y colaboradores, y este estado de ánimo está a su vez relacionado con el ambiente laboral. ¿A quién no le gusta estar feliz en algo que hace en promedio más de 40 horas a la semana? o lo que es equivalente a más de 12 años de nuestra vida.

Es por esta razón que las empresas grandes y medianas invierten cifras millonarias en preparase y adquirir certificaciones como el Great Place to Work, prometiendo un mayor retorno financiero o menos rotación voluntaria. Por otro lado, la legislación mexicana también contempla normatividad para proteger a los empleados. Y este es el caso de la NOM 035, la cual “tiene como objetivo establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo”. Aplicable a centros de trabajo que cuentan desde 15 trabajadores, la NOM se volvió obligatoria en su segunda etapa la cual entró en vigor el pasado 23 de octubre de 2020.

Entre todas las estrategias de marketing que nuestra marca ha intentado implementar, para llegar a más audiencia, hemos pasado por el famoso storytelling. Queremos que sean los clientes mismos los que cuenten sus historias. Es en este sentido que tuvimos una pequeña serie de reportajes donde contábamos las historias de estas personas reales y tangibles, quienes han encontrado en la bicicleta una manera de transformar sus vidas. Y no me refiero sólo al tiempo o dinero que se ahorran, sino a todos los demás beneficios que trae este noble producto.

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Los efectos de llevar una vida sedentaria son tremendos en la salud. Primeramente al quemar menos calorías, hay más probabilidades de aumentar de peso; también, se corre el riesgo de perder masa muscular; los huesos se debilitan; el metabolismo se ve afectado y por tanto el cuerpo puede tener mayor dificultad en sintetizar grasas y azúcares. Todo esto podría de igual manera tener efectos en el sistema inmune, mala circulación de la sangre, desequilibro hormonal entre muchos otros efectos negativos[1].

Pero enfoquémonos en lo positivo. El uso de la bicicleta tiene muchos de ellos. Un estudio publicado en el British Medical Journal descubre que ir a trabajar en bicicleta estaba relacionado con un riesgo de fallecimiento un 41% inferior que cuando el desplazamiento se hacía en coche o en transporte público[2]. Según el mismo estudio, el uso de la bicicleta para ir al trabajo tiene los siguientes beneficios: gracias a la oxigenación del cerebro, incrementa la concentración y la receptividad; reduce el riesgo de todas las enfermedades derivadas de los desequilibrios mencionados anteriormente, y eleva los niveles de serotonina llamada la hormona de la felicidad.

En el mundo de la logística existe un término llamado “la última milla” y se refiere a la última parte del tramo de una entrega. Pues bien, en la movilidad urbana también tenemos ese mismo elemento el cual no necesariamente está al final del trayecto, sino que puede estar al inicio o entre un medio de transporte y otro. De manera sorprendente nos hemos dado cuenta cada vez que profundizamos en conocer a nuestro mercado, que muchos de nuestros clientes buscan precisamente una bicicleta que se doble para poderla mover entre medios de transporte o bien, para pedalear esa “milla” en lugar de caminarla, o de usar un medio de transporte más caro como taxi, Uber o Didi.

«Llegaré apestando» y «sudo demasiado», son sólo dos de las muchas razones que podrían sobrar para no animarse a emprender esta aventura. Si eso es lo que te está impidiendo lanzarte a la chamba en bici, en internet hay decenas de artículos con consejos para manejar el sudor. Que al cabo en el peor de los casos nos dirán “apestosos pero felices”.

Y a ti, ¿qué te falta para disfrutar de las ventajas de ir al trabajo en bici? ¡Anímate! 

[1] https://medlineplus.gov/spanish/healthrisksofaninactivelifestyle.html#:~:text=Puede%20perder%20masa%20muscular%20y,quiz%C3%A1s%20no%20funcione%20tan%20bien

[2] https://elpais.com/elpais/2017/04/25/ciencia/1493113375_290513.html

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